Día gris.

-Me recuerdas lo bueno de la vida.

Y salió el sol, muy tarde.

Quizás te siga recordando y sintiéndo alguna que otra sensación moribunda dentro de mí, -¿?- pero aún cuando sé que mi cuerpo se estremece por palabras simples, pintaste un arcoiris en mis mañanas grises, pintaste de celeste un cielo ahogado por la neblina, y llenaste de amarillas sonrisas mis tardes.
Pero lo siento, ya me acostumbré al gris, porque en lo profundo del gris, veo el rojizo que necesito para pintar este corazón.

Su...no.