13 julio 2009

Honey, I feel like the color blue.

Tengo un terrible dolor de cabeza, e increíbles ganas de golpear lo primero que mis manos encuentren vulnerable.

Me siento mal, y ya van muchas veces en los últimos días, pero este mal, es el peor de todos. Quizás porque viene de parte de una de mis mejores amigas y eso lo hace aún peor. Celos. Los odio, aún cuando me persiguen, siguen mi rastro, y logro escapar, me toman como presa fácil para hacerme protagonista de un papel el cual no estaba -estoy- acostumbrada a jugar.

El de la peor de todas.

Y sé cómo se siente: frustración, deseos, impotencia, blabla. Pero no sabía que agobiante podría resultar para mí, de andar cuidando mis pasos, o lo que hago, cuando yo no soy así.
Cuando yo actúo como quiero, cuando quiero, y con quien quiero. Y lo peor, es que no veo qué hago mal. ¿Hago algo mal? ¿Demasiado cariñosa? ¿Demasiado coqueta? ¿Demasiado estúpida? ¿Demasiado, demasiado, demasiado?

No veo el error. No veo algo malo. No veo un lado gris. Simplemente no veo algo fuera de lugar, no porque el cariño que tengo hacia él se desliza completamente en el lazo de fraternidad.

Dios.

Y lo peor, es que tengo otro dolor de cabeza asqueroso, al cual pienso darle la otra mejilla. Un beso, y despedirlo, no sin antes darle la razón, para que se vaya con sus palabras a otro lado.

Algún día gritaré tanto que me quedaré sin voz.

Yo, la peor de todas.

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