01 agosto 2009

I can't be perfect dad.

Sé lo que él espera de mi, él espera que sea el doble de buena de lo que él es...en todo. Y para ser sincera, yo me contento si soy la mitad de buena...al menos por ahora. Porque por ahora es todo lo que puedo dar, y lo que estoy dando, no miento ser tan buena como él, es una tarea que se que no terminará con los días escolares, y que quizás de acá a diez años gracias a eso, le robe una sonrisa de orgullo, o quizás la peor mirada de decepción.

Eso me asusta un poco. Quizás porque él nunca me ha decepcionado, nunca se alejó de mi y me sigue dando todo lo que le pido. Sé que soy su eterna bebé, a la que no quiere dejar ir, pero a la que a la vez empuja para que se estrella con el muro de la realidad. De la vida.
De mi futura vida llena de sueños, deseos y aspiraciones que se encuentran a la altura del cielo.

Y ahora que soy yo la que toma las decisiones de mi propio futuro, todo es serio, y es hora de que me de cuenta que la chica de risas tiene que hacerse a un lado, para algunas cosas, y aquella cabeza que piensa hasta estallar tiene congelarse unos segundos, y respirar.

Yo debo de respirar.

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