09 julio 2009

I'm juggling and my fears on fire.

Creía que jamás me han roto el corazón.

...ni literal, ni metafóricamente.

Pero hasta a la más precavida le sucede.


Suena ilógico, pero al final "Romper el corazón" trae consigo un mismo dolor, con la única diferencia que uno es físico, y el otro te carcome desde adentro, a un nivel que la medicina no puede reparar.

Y yo creía que no me lo habían roto, pero hoy recordé.

Yo había dejado de lado algunas 'leyes'. Había estado dispuesta a ser la sonrisa que pintara sus días, estaba dispuesta a regalarle mis risas.

Hace un año, y algo, cuando el verano pintaba el cielo de mis primeros atardeceres enamoradizos.

Él era un rebelde, acentuado en cada sílaba, con un fantasma persiguiéndolo en cada paso, y la muerte de un viejo anciano a su costado.

Y ahí estaba yo, la que se enamoraba de cualquier palabra, la que reía de todo. La que botaban del salón -aún en clases de verano- por hablar. La que le daba una sonrisa y se iba. La que cuando él preguntó su nombre, se detuvo un segundo, lo miró, pronunció María Claudia, y se fue, volando con sus 'super poderes'. Tus palabras, aún grabadas.

Ahí estaba yo, recordándole lo 'bueno de la vida'. Según él.

Volé al cielo más alto, olvidando que yo no debía volar, no tan alto. Olvidando ajustar el paracaídas que siempre utilizaba para huír, porque así era -soy- yo, huyendo cuando el sentimiento parece vencer la gravedad de la cordura, y con sus manos parece batallar contra la razón.

Volé sin pensar y fue la primera vez que caí sin paracaídas. La primera vez que jugaron con mis cartas.

La confusión y el sentimiento de que un día para otro todo pareciese haberse detenido en seco, me tomaron presa. La incertidumbre me carcomió por completo, y la razón quedó de lado abandonando mi cordura, perdiéndose en algún lugar de mi conciencia.

Demoré un mes en dejarlo ir, y un par en olvidar. Quizás porque mientras más alto vueles, más duele la caída.

Y aún cuando lo quise, y mucho, sé que no me enamoré. Porque yo, nunca me he enamorado. Aún cuando Ale me diga lo contrario, porque sé que enamorase involucra un sentimiento mucho más grande que todo, y cuando lo esté no habrán miedos ni inseguridades que choquen contra mí.

Y creí que jamás me habían roto el corazón, y lo sigo creyendo, porque no me lo rompieron. Sólo lo quebraron, una vez, un poquito.

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