28 julio 2009

Safe exit in case of broken heart.

O también conocida como la teoría del eterno salvavidas.

Supongo que todos tenemos alguno en alguna parte de nuestra vida. Aquellos que dándonos su eterna amistad -y aunque nadie más lo sepa, sólo eso- nos ayudan cuando vemos el barco de nuestro control perder el rumbo...o por lo menos para nosotras.

Son nuestros eternos amores platónicos que que siempre están alli, son los mejores amigos que sabes que aún cuando no vez a diario, te ayudaran. Que aún cuando tengan a su enamorada en una mano, te darán la otra. En el fin del mundo, allí estarán. Siempre.

El asunto es cuando estos locos sentimientos se confunden, como cuando comienzas a sentir quizas más que aquel juguetón gusto que siempre te ha resguardado. ¿Cómo sabes que no te estas volviendo a confundir? ¿Como sabes que es verdad? Simplemente no lo sabes. Y nunca lo sabrás hasta que lo intentes, o si lo has intentado, ¿Por qué no de nuevo?

No lo sé.
Supongo que en esos momentos tienes dos opciones: Intentarlo -de nuevo- o simplemente nunca arriesgarte.

Yo lo he dicho. Me gusta jugar, mientras no arriesgue mi corazón. Y por otro lado, eso ya ha sido algo que he intentado pero por alguna fuerza mayor que yo -porque es inexplicable nunca he podido lograrlo.

No importa que diga el destino, quédate conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario